El arte de navegar sin naufragar
Por qué elegir el contenido digital se convirtió en un lujo
Hablar en la ONU a los 17 o aterrizar en un trabajo corporativo en el primer año de la carrera son sólo algunas de las cosas que si tienes más de dos dedos de frente e internet puedes lograr. A veces me preguntan ¿Cómo lo conseguiste? y como diría Timmy Turner respondo “uh…¿internet?”.
Ser parte de la generación z significa haber crecido desde muy temprano con internet, para algunos es un problema, para mí fue una oportunidad. No es sobre la herramienta sino cómo usarla.
Cada vez que vuelvo de viaje, caigo en cuenta que llegué a casa después de ir a mi museo favorito, puede sonar raro pero, pasear un rato por la colección permanente y ver si algo ha cambiado comenzó como un iniciativa para refinar la atención al detalle, entender un poco más la cultura local a través de artistas latinoamericanos y argentinos—en mi caso—y terminó siendo una asociación simbólica convirtiéndose en un anclaje psicológico que, en mi caso no sólo conecta la experiencia de viajar con la exploración cultural sino le avisa al inconsciente que he llegado a casa.
Partiendo de esa premisa, me di cuenta de que, así como es útil crear asociaciones simbólicas en mi día a día, también resulta esencial vincular el buen diseño con los lugares que frecuento—tanto físicos como virtuales—para alcanzar mis objetivos. Trasladar esa misma lógica a los sitios que visito en internet, al contenido que consumo y a los recursos que elijo se ha convertido, más que en una simple necesidad, en una decisión consciente que determina la calidad de mi experiencia digital.
Ser inconscientes de nuestra digital footprint, por ejemplo, sería igual de grave que comer cualquier alimento, sin importar su procedencia, ni qué tan procesado o no está, pagando esta comida a cualquier precio e incluso hasta comerla sin apetito, con gula al punto de vomitar.
Ser inconscientes del contenido que consumimos es un problema y nadie parece estar hablando lo suficiente del doomscrolling o infoxicación y sus repercusiones, no sólo en nuestra toma de decisiones sino en la manera como, sin un mínimo de cuestionamiento puede manipular a la ideología de la gente. Es directa e indirectamente peligroso.
Según un estudio con 800 adultos se observa que el: ‘Doomscrolling’ provoca mayores niveles de ansiedad existencial —esa sensación de temor o pánico que surge cuando enfrentamos las limitaciones de nuestra propia existencia. Según: Harvard Health Publishing – “Doomscrolling Dangers”
En estos días pareciera que elegir el contenido que consumimos en el internet, se está convirtiendo en un nuevo “lujo”.
Scrolling down unconsciously se siente para mí hoy en día como escuchar en aleatorio el Top chart del Spotify de algún desconocido, sin parar, sin cuestionar y con las manos atadas.
Me gustaría pensar que no soy el único que percibe esto. Así como existen lugares que en la vida real que uno acostumbra a frecuentar, por decisión propia, existen lugares en el internet que he ido eligiendo a lo largo del tiempo, ya sea porque añaden valor creativo, estético o simplemente productivo a mi vida—o no— y no sólo son útiles sino lo suficientemente buenos como para no compartirlos.
Los diseños web actuales suelen sentirse planos, poco interactivos o, simplemente, visualmente poco atractivos. En un momento donde maximizar conversiones y ganancias es la prioridad, el diseño como factor artístico y diferenciador queda relegado.
Mi vida es design-centered. Algunos despiertan “al darse cuenta de que viven en un sistema opresor”; yo desperté cuando desarrollé sensibilidad por el diseño. Desde entonces, todo en mi vida—de forma directa o indirecta—está influenciado por él.
Hace tiempo encontré una página que recopila sitios web de todo el mundo bajo un manifiesto claro:
In its ruggedness and lack of concern to look comfortable or easy, Brutalism can be seen as a reaction by a younger generation to the lightness, optimism, and frivolity of today's web design.
Estos diseñadores han llevado el brutalismo más allá de la arquitectura, explorándolo como una estética cruda y funcional en el diseño web. No ignoran la experiencia del usuario, sino que la interpretan desde una perspectiva distinta: menos complaciente, más auténtica. Y, según yo, esto no es solo una tendencia pasajera, sino una necesidad a la que las grandes empresas tendrán que adaptarse para mantenerse relevantes. Cada vez más, el buen diseño se convierte en sinónimo de calidad.
Because Music es una productora musical independiente y crearon Recollection, una de las mejores páginas interactivas que he visitado jamás. Su propósito es dar a conocer, a través de previas, a los artistas que han pasado por su disquera en los últimos diez años.
Este sitio web es una proyecto producido por 84 productores, directores de arte y creativos parisinos.
Si descubrir artistas independientes, un excelente diseño de interfaz y la curiosidad se fusionaran, este sería el resultado.
Pasando de la arquitectura digital cruda al mundo de la música independiente, me encontré con Blonded.
Back in 2017 Frank Ocean tenía una radio, tuve diecisiete episodios. Esta radio, que no está activa ya, está hosteada en Apple Music —y es la única razón por la que pago la suscripción.
Blonded es una parte vertebral de la experiencia Frank y ayuda a entender su perfil como artista, por allá en 2017, cuando cada episodio en vivo era una sorpresa es una mina de oro auditiva, la selección de artistas es un escape que hasta el día de la fecha sigue siendo atrapante. Además de descubrir nuevos artistas y una selección ecléctica de música curada el programa también sirvió como plataforma para estrenar sus propios singles, a veces en versiones inéditas.
Mi episodio favorito es el blonded 002.
Estar obsesionado por los colores es algo que le pasa a un estudiante de diseño, un niño de cinco años o a mí cuando me surgió la duda de cómo se clasifican, archivan y usan los colores.
¿Qué pasaba si una vez encontraba un tono de verde y cómo hacía para encontrar ese exacto tono? Buscando en internet encontré el sitio web de Pantone es un sistema de clasificación de colores—sí, existe— mejor conocido como (PMS, Pantone Matching System), un estándar que asigna códigos únicos a los colores para garantizar su reproducción precisa en diseño gráfico, moda, impresión y para que el Jorge de cinco años pueda reproducir el mismo tono de verde en plastilina.
Pantone lanza una paleta de colores y el color de año, son como los premios de la Academia para los diseñadores, este año el color Mocha Mousse fue el ganador.
Habiendo dicho esto, uno de los lugares de internet que agregan valor visual a mi vida es la herramienta para encontrar colores de Pantone, no sólo es útil para matar la curiosidad sino para ayudar el desarrollo de marcas donde el uso consistente del color tenga un representación significativa.
En un mundo donde muchos ven en blanco y negro, entender el color es crucial. No es solo una cuestión estética es una herramienta para no tornarnos color-blinded.
MoMA Magazine y Youtube
Amo esta revista, la accesibilidad que tiene MoMA y su omnicanalidad es sorprendente. No puedo mentirles, la cantidad de tiempo que pasé escuchando y viendo vídeos sobre arte es absurdo. Mi curadora favorita es Anne Umland es indispensable para nuestra generación poder tener acceso al arte y la manera en que el equipo de comunicación de este museo lo hace es simplemente digno de admirar.
La revista se descompone en sus matices más inesperados, me gusta como está estructura la navegación de la revista (Read, Watch, Listen, Look).
Si tuviera que sugerir una manera amigable para comenzar a entender un poco más de arte, después de explorar Google Ads and Culture pasaría a los recursos educativos de MoMA, por ahí lo limitante de ellos es que se enfocan solo en su acervo, sin embargo estamos hablando de más de doscientas mil obras, lo cual da mucha tela para cortar.
El diseño y la creatividad no son solo para expertos; son para todos los que se atreven a cuestionar lo establecido y a dejarse sorprender por un trazo, un color o una idea debería ser mandatorio para el desarrollo de la sensibilidad.
No soy cinéfilo. No intento serlo, lo mío está orientado más a la música pero, disfruto el buen cine.
Ya cometí el error de casi romperme el cuello volteando a ver a un brasileño con un bigote, una musculosa y una totebag de MUBI y no puedo visualizarme siendo parte de la secta.
Sin embargo, Confieso que me cansé de perder tiempo dando scroll infinito en otras plataformas para encontrar algo que ver. MUBI está muy bien diseñado y es fácil entender la obsesión, está cuidadosamente curado, la selección de películas independientes, clásicas y joyas que no las encuentras en ningún otro lado.
Da la sensación de estar lejos de la “jungla” de contenido genérico, renuevan el catálogo a diario y hay muchos artículos sobre directores, corrientes cinematográficas. Mi parte favorita es que puedes buscar los títulos por director o actor, mi parte menos favorita es que es una suscripción paga. Sin embargo recomiendo.
Al final del día, el arte de navegar sin naufragar radica en saber surfear esta oleada de información sin perdernos en el proceso.
Elegir qué vemos, escuchamos y leemos se ha convertido en un lujo —uno que exige conciencia y un sentido crítico afilado.
Entre museos, brutalismo web, películas independientesy playlists secretas, la clave está en rescatar lo que en verdad nutre nuestra curiosidad y desenmascarar lo que solo suma ruido.
En un mundo que no se cansa de pedirnos atención, apostar por la calidad y la inspiración es, más que un capricho, un acto de resistencia. Ojalá estas recomendaciones te ayuden a trazar tu propia ruta digital sin perder de vista lo que vale tu tiempo y tu información.
Nos vemos el próximo miércoles.